sábado, 25 de agosto de 2012

Escribir, escribir para hacer el dolor menos tangible, más etéreo.
Es de esas noches en las que el silencio, al contrario que en otras muchas, se convierte en el más desazonado ruido, en el mas molesto. Es de esas veces que el silencio duele, porque es vacío, se reduce a nada, como yo. Por eso el silencio es ruido cuando uno es incapaz de romperlo. No me quedan palabras, por eso hiere, y por eso del mismo modo, estoy aquí con mis suspiros a cuestas intentando plasmar el por qué de todo esto. No es que no lo sepa, es que me da miedo escribirlo. Cuando una persona escribe algo, se queda marcado, de un modo u otro se afirma que es real , es un modo de aceptar la realidad. Quizás sea ese mi problema, que no quiera aceptarla. De hecho yo optaría por cerrar los ojos, y dejarme llevar, no sentir, no saber, pero eso no es opción. Si estoy aquí, no es para aceptar la realidad de la que hablo, si no para librarme del dolor que esta me produce, o al menos intentarlo.
No es fácil, ¿sabes? Hace tiempo que las cosas dejaron de serlo.

No hay nada tan complicado como luchar contra algo que no puedes cambiar, intentarlo todo una y otra vez, no desistir y si empiezas a hacerlo volver a creer, buscar la fe si no te la dan y encontrar motivos para seguir adelante con ello que deseas e intentar llevarlo a cabo. No, no hay nada tan complicado como eso, y nada tan duro como darse por vencido. Esa es mi realidad. Estoy cansada, cansada y vacía, me falta algo que no existe, algo que existió y que me acompaño durante los siete meses más intensos de mi vida. Me falta el motivo, mejor dicho, EL MOTIVO, aquel que me hizo alcanzar la felicidad plena y el que hoy me brinda una de las mas amargas noches, uno de los silencios más vacíos, uno de los más largos.
 
Por unas cosas u otras ese motivo se convirtió en el de mis penas y agonías, no lo quiso ver o simplemente no supo hacerlo. Decepción tras decepción, he intentado numerosas veces volver a su lado pero en cierto momento hacerlo seria renunciar a mi valor, reducirlo a la nada. Ahora somos como extraños, se ha desecho de todo lo que me unía a el, todo lo que nos unía. Admiro esa facilidad que tienen ciertas personas para deshacerse de un pedazo de su vida, yo soy incapaz de hacerlo y por eso entre otras cosas estoy aquí. 
Tiempo, ahora esa es mi única alternativa.