domingo, 23 de diciembre de 2012

Fue tan efímero...



...El caminar de tu dedo en mi espalda dibujando un corazón.

Volver.

Otra vez frente a la pantalla, tan vacía como de costumbre o quizá más. Podría decir que soy la misma de siempre, pero dudo serlo. Las cosas han cambiado, yo diría que demasiado. Tú también lo has hecho y por eso, precisamente, estoy aquí.

Es como obcecarse una y otra vez en algo destinado a que no salga bien, como alargar algo que no da más de si, como tropezar una y otra vez con la misma piedra y aún asi, seguir pensando que ese es el camino, y por ello intentarlo una y otra vez hasta desistir, o no desistir nunca y seguir, seguir, seguir... 
Es intentar sacar algo de donde ya no hay nada, o peor aún, poner empeño e ilusión en que esa nada se disipe y que todo pueda volver a su normalidad.

Siempre he intentado lo mismo, lo mismo que me ha llevado a la misma nada de siempre. Por ello me pregunto una y otra vez, cuál es el error. Quizá tu, quizá yo, no lo sé. 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Amor,

Sé que no te esperabas algo así, pero aquí me tienes de nuevo, escribiéndote como solía hacer. 
Las cosas han cambiado mucho, nosotros también lo hemos hecho pero al fin y al cabo seguimos siendo los mismos. Hemos caído miles de veces, pero siempre, siempre, hemos conseguido retomar el vuelo y subir... subir tan alto que jamás hubiera llegado a imaginarlo. Sé que no he sido la mejor en esto, que he cometido fallos, igual que tú, pero ambos hemos intentado hacerlo siempre lo mejor que hemos podido y aunque a veces las cosas no han salido como a nosotros nos hubiese gustado, ahora estoy aquí, hablando sobre un nosotros, y eso... eso es lo realmente importante. Se que esto puede parecer una locura, pero como leí una vez...

"Cuando el amor no es locura, no es amor"

Entrega, ilusión, cariño, comprensión, respeto... Eso es lo que me hace realmente feliz, y he de reconocerte, amor, que no espero menos de ti. Espero que esta vez no dejemos pasar esta oportunidad y que al fin ambos nos complementemos y lleguemos a estar a la altura, porque esto es demasiado valioso para dejarlo escapar, ¿no crees? 


Te amo, recuérdalo. 

domingo, 9 de septiembre de 2012

Querer y no poder o poder y no llegar a querer. Quizá querer y poder sabiendo que es mejor así pero no querer aceptarlo y tener que hacerlo. 
Tengo pero no quiero y lo que quiero no lo tengo o quizás si. 
Querer y no querer al mismo tiempo. Cuando el tiempo ya no es tiempo y no importa lo que quieres, si no lo que debes hacer.

sábado, 25 de agosto de 2012

Escribir, escribir para hacer el dolor menos tangible, más etéreo.
Es de esas noches en las que el silencio, al contrario que en otras muchas, se convierte en el más desazonado ruido, en el mas molesto. Es de esas veces que el silencio duele, porque es vacío, se reduce a nada, como yo. Por eso el silencio es ruido cuando uno es incapaz de romperlo. No me quedan palabras, por eso hiere, y por eso del mismo modo, estoy aquí con mis suspiros a cuestas intentando plasmar el por qué de todo esto. No es que no lo sepa, es que me da miedo escribirlo. Cuando una persona escribe algo, se queda marcado, de un modo u otro se afirma que es real , es un modo de aceptar la realidad. Quizás sea ese mi problema, que no quiera aceptarla. De hecho yo optaría por cerrar los ojos, y dejarme llevar, no sentir, no saber, pero eso no es opción. Si estoy aquí, no es para aceptar la realidad de la que hablo, si no para librarme del dolor que esta me produce, o al menos intentarlo.
No es fácil, ¿sabes? Hace tiempo que las cosas dejaron de serlo.

No hay nada tan complicado como luchar contra algo que no puedes cambiar, intentarlo todo una y otra vez, no desistir y si empiezas a hacerlo volver a creer, buscar la fe si no te la dan y encontrar motivos para seguir adelante con ello que deseas e intentar llevarlo a cabo. No, no hay nada tan complicado como eso, y nada tan duro como darse por vencido. Esa es mi realidad. Estoy cansada, cansada y vacía, me falta algo que no existe, algo que existió y que me acompaño durante los siete meses más intensos de mi vida. Me falta el motivo, mejor dicho, EL MOTIVO, aquel que me hizo alcanzar la felicidad plena y el que hoy me brinda una de las mas amargas noches, uno de los silencios más vacíos, uno de los más largos.
 
Por unas cosas u otras ese motivo se convirtió en el de mis penas y agonías, no lo quiso ver o simplemente no supo hacerlo. Decepción tras decepción, he intentado numerosas veces volver a su lado pero en cierto momento hacerlo seria renunciar a mi valor, reducirlo a la nada. Ahora somos como extraños, se ha desecho de todo lo que me unía a el, todo lo que nos unía. Admiro esa facilidad que tienen ciertas personas para deshacerse de un pedazo de su vida, yo soy incapaz de hacerlo y por eso entre otras cosas estoy aquí. 
Tiempo, ahora esa es mi única alternativa.


viernes, 13 de julio de 2012

Querido Iván...


Amor, se que no te esperabas algo así solo espero que te haya hecho tanta ilusión recibir esta carta como a mi escribírtela.
No sé muy bien cómo empezar, ni que decir... sólo diré que con esto mi único propósito es hacerte sonreír. Espero conseguirlo. Para ello lo único que  necesito es que me dediques quince minutos de tu tiempo, los mismos que te regalé seis meses atrás, los mismos que me llevaron a ti, los mismos que me dieron la vida...

¿Lo recuerdas? Ciento ochenta y dos días después de aquello todavía sonrío al recordarlo, parece que fue ayer cuando sucedió, en cambio, siento que llevo años a tu lado..
Aquel día me moría de nervios, y de ganas por verte, sentía miedo por lo que pudiera pasar en un futuro pero al mismo tiempo me era imposible evitar sentirme tuya, de hecho ya lo era... ¿Recuerdas aquella tarde en Debod? Sí, la primera de todas. El frío de enero se me metía en los huesos y tú me abrazabas para que cesara mientras hablábamos de la gran importancia que tenía la confianza en una relación, de la gran importancia que tendría en la nuestra. Sí, en ese instante fue cuando dejamos de ser tú y yo, cuando supe que me había entregado totalmente a ti, cuando de un modo u otro supe que era un nosotros. Ambos sentados en aquella fuente, mientras anochecía, escuchando jazz de fondo.
Suspiro y sonrío cada vez que releo lo que ya te he escrito, son momentos que marcan, momentos que no cambiaría por nada, momentos en los que alcancé el cielo sin tan siquiera levantar los pies del suelo, ¿sabes? lo único que necesité para conseguirlo fue agarrarme de tu mano y dejarme llevar...
Lo mínimo que podría hacer es darte las gracias por ello, por brindarme seis meses increíbles a tu lado, por que aunque hemos tenido nuestros mas y nuestros menos, no por ello han dejado de serlo. Realmente es todo lo contrario, ambos hemos cometido errores, pero siempre hemos conseguido salir adelante, y eso mi vida, nos ha hecho muy fuertes.
No podría acabar esto sin recordarte una vez más lo importante que eres para mi, y lo mucho que te necesito en mi vida porque he de reconocerte amor, que nunca me había sentido así  nunca me habían hecho sentir así... y de eso, el único responsable has sido, eres y serás tú, por que como ya te he dicho, eres lo único que quiero, lo único que necesito...
Muchas felicidades por estos seis meses, que cumplas muchos, muchos más.

María.

lunes, 7 de mayo de 2012

Cada segundo...

Dicen que no debemos vivir anclados en el pasado, y que hacerlo, es la forma más sencilla y absurda de perder el tiempo. Dicho así parece totalmente lógico, ¿no?
Pensar en todas las cosas que nos hicieron enloquecer ayer, las que nos dieron motivos para sonreír. Pensar en todos esos momentos que pasaron y que ya no volverán a repetirse, pensar que nunca nada volverá a ser como antes. Intentar comprender en qué fallaste, por qué y en qué momento todo cambió por completo. En qué momento cambiaste. Derrochar el tiempo lamentándote, intentando luchar contra este pasado que llevamos a cuestas, intentar cambiarlo o hacer todo lo posible para que éste vuelva. Todo esto podría parecer eso, un derroche de tiempo y quizás lo sea. Pero realmente es el material del que estamos hechos; cada segundo que pasa en el presente pasa a formar directamente parte del pasado.
Esto que estoy escribiendo, cada letra que aparece en la pantalla, cada pensamiento que me pasa por la cabeza en este mismo instante es pasado, como cada segundo, cada segundo que pasa.
Black and White Graphics

miércoles, 2 de mayo de 2012

¿...?

¿Por qué el tiempo pasa tan rápido cuando disfrutamos y tan lento cuando nos aburrimos?
 ¿Por qué la comida más saludable es la que menos me gusta?


martes, 1 de mayo de 2012

De vuelta a las andadas.

Tiene algo diferente a los demás, y ya no sólo me refiero a él, si no a lo que siento cuando le veo, cuando estoy a su lado, cuando se que soy tan suya como él mio, cuando me hace de rabiar, cuando me enfado con él y me dice: "Uy, que fea estás cuando te pones seria", cuando entonces, no puedo evitar sonreír. Cuando vamos a estar sin vernos dos días y me dice: "¿y si lloro?" Cuando me pide que le bese despacio, que no me vaya nunca. Cuando me besa con besos de esos... sí, con esos besos que quitan el aliento, con esos que tanto me gustan. Cuando dice que es "solo Iván" porque sabe perfectamente que no lo es. Cuando la única luz que nos alumbra es la de dos velas que titilan mientras suena jazz de fondo. Cuando estamos pies con pies y nariz con nariz, cuando el tiempo deja de ser tiempo, cuando vuela más que nunca.
Sí, tiene algo diferente a los demás. No es solo atracción y cariño ni amistad, complicidad y amor. Es algo más. Algo que le hace único, algo que me  e n c a n t a...

jueves, 26 de abril de 2012

Fuck all.

Es jodido, pero me da la impresión de que solo perdiéndote sabré lo que he tenido al lado durante todo este tiempo. La misma historia de siempre. La misma   M I E R D A.

martes, 24 de abril de 2012

One and only.

Hay veces que es necesario parar por un momento y recapacitar sobre uno mismo y sobre todo aquello que nos rodea, sobre aquellas personas que están a nuestro lado día a día, aquellas a las que tanto queremos y a las que deberíamos agradecer que sigan ahí. Sí, creo que es necesario parar por un momento y recapacitar, y pensar cuantas palabras de afecto no se dicen por parecer obvias y no sólo eso, si no la falta que éstas nos hacen. Porque al fin y al cabo son esas cosas tan obvias a simple vista las que más necesitamos oír, las que tanto nos gustan. 

Es por ello por lo que me gustaría darte las gracias, mi vida, porque quizás no lo haga con tanta frecuencia como debería y lo siento si ha sido así. Gracias por todo lo que haces por mi, por hacerme volar y por tu ilusión. Gracias por esa ilusión que tanto me gusta, gracias por tu empeño y dedicación, por tus detalles, por tus besos y caricias, por tu amor. Gracias por darme tu tiempo y por hacer que el mio vuele. 
Gracias por un trece de enero, por un ocho tumbado...

Te amo.

sábado, 21 de abril de 2012

Poema XX

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.» 

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 


Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 


Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 


Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 


Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 


Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 


La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 


Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 


Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


Pablo Neruda.




domingo, 8 de abril de 2012

Una vez más los recuerdos volvieron a escaparse del baúl . . .

He tratado durante mucho, mucho tiempo de deshacerme de ellos sin darme cuenta de que hacerlo me resultaría tan complicado como parar el tiempo una tarde de verano bajo el cielo de Debod. 
Qué pretensión tan ambiciosa. Al fin y al cabo la intención no iba más allá de deshacerme de una pequeña parte de mi misma, una parte que odiaba y anhelaba al mismo tiempo, una parte que me rompía por dentro, que sangraba con el más mínimo roce. 
Mi único recurso era el tiempo, pero el paso de los meses lo hacían cada vez menos tangible. 


¿Qué hacer? Nada. No podía hacer nada, acababa nuevamente sumida en el mismo día a día, en la misma mierda,  intentando deshacerme de mi misma, de aquello que me recordaba que ya no estabas aquí. Por un momento no había horario ni motivos para que lo hubiera, tampoco calendario. Sumida durante tanto tiempo en algo tan etéreo y en mis sueños tan palpable que acabé por creerlo, pero nuevamente despertaba y todo seguía como la última vez. Ya no había límites ni gente que los saltase, ¿sabes? Tampoco pretendí que los hubiera. 


Tiempo y más tiempo. Las cosas seguían su curso y aunque parecía que nunca vendría la calma, la agonía no es eterna y menos mal. 

Sí, los recuerdos volvieron a escaparse del baúl... pero hoy ya no duelen.




viernes, 23 de marzo de 2012

La cosa es endemoniadamente paradójica, porque elegir es ejercitar la libertad y resulta que eso -ser libres- tenemos que serlo a la fuerza.
Es la única cosa para la cual el hombre no tiene últimamente libertad:  para no ser libre.
La libertad es la más onerosa carga que sobre sí lleva la humana criatura, pues al tener que decidir, cada cual por sí, lo que en cada instante va a hacer, quiere decirse que está condenado a sostener a pulso su entera existencia, sin poderla descargar sobre nadie.
Si volvemos del revés la figura de la libertad nos encontramos con que no es más que responsabilidad.

J. Ortega y Gasset.




Photography Images

domingo, 4 de marzo de 2012

La atracción de lo difícil, la frustración de lo imposible.

Si todo lo que nos rodea, todo lo que queremos, lo pudiéramos conseguir en un abrir y cerrar de ojos, aquello que tanto deseamos perdería su esencia, su valor, su sentido e incluso nuestro interés.
Si conseguirlo nos costase un mínimo esfuerzo, atraería nuestra atención y haríamos todo lo posible por hacernos con ello. En cambio, si desde un principio sabes que te esimposible conseguirlo no inviertes tiempo, pero sí ilusión, en algo que sabes que nunca lograrás, aunque, aquello imposible, atraiga de mayor modo tu atención e interés que si hubiese sido fácil de conseguir o hubiese requerido un mínimo esfuerzo para lograrlo. Simplemente es imposible y eso conlleva que lo desees más que ninguna otra cosa aun sabiendo que no estará a tu alcance.

¿Y cómo diferenciar entre algo sumamente difícil y algo imposible?
Entre estos dos términos solo hay un paso; algo difícil podría requerir tanto esfuerzo que se podría considerar imposible... Pero, ¿acaso podría algo imposible convertirse en algo extremadamente difícil? y... si fuese así, ¿dónde está el límite que separa ambos términos?
Realmente, no hay un límite determinado; cada persona determina dónde está el suyo.
Hay quien no sabe diferenciarlo y quien lo destaca desde el primer momento. Si no sabes dónde se encuentra, podrías tirarte una vida entera detrás del algo que aparenta ser difícil y resulta ser imposible...
¿Cuánto tiempo de nuestra vida perdemos persiguiendo algo inalcanzable? ¿Cuántailusión invertimos para nada? o mejor dicho...  ¿Por qué aun sabiendo que algo es imposible seguimos invirtiendo ilusión en ello?
La respuesta es clara: es inevitable.

Pero... ¿A caso deberiamos conformarnos con aquello que está al alcance de nuestras manos?, ¿A caso deberíamos abandonar nuestras ilusiones o planes de futuro sin haber luchado previamente por la única razón de que tal vez nos sea imposible realizarlo?
Tal vez nos tiremos una vida detrás de algo que resulta ser imposible, pero sólo entonces, sabremos que lo es.

"y es que no hay nada mejor que tener la certeza de que al menos lo has intentado."

miércoles, 29 de febrero de 2012

Tarde, otra vez es tarde.

Aquí estoy otra vez, escribiendo. 
Es de esos días en los que cualquier escusa me parece buena para dejar a un lado los apuntes y olvidarme de lo mucho que tengo que estudiar. 
He de decir que bachillerato me está matando. Eso de tener que renunciar a mi vida social no lo llevo del todo bien, qué digo, no lo llevo nada bien. Digamos que no lo llevo. 


"¿Dónde está la actitud?" 


Eso me gustaría saber a mi. Actitud, dónde coño te has metido. Hace tiempo que nada me motiva. ¿Qué me pasa? Pienso en la mierda de verano que me espera como suspenda alguna asignatura en Junio, es más, pienso en la gran cagada que sería tener que dar otra vez todas las asignaturas que ya he dado.
Me agobio. Es entonces cuando mi madre salta diciendo "agobiarse no sirve de nada" Claro que no sirve de nada, ¿ cuántas cosas hago al cabo del día y cuántas valen la pena?. ¿Acaso escribir esto sirve de algo? Lo dudo. 
Sí bueno, como decía, mucho agobio y todo lo que tú quieras, pero aquí sigo.
¿Sinceramente? Pienso que estoy tirando un año por la borda. Y sí, ya sé que está en mis manos, pero como ya he dicho esta dichosa actitud no se digna a aparecer. 


Creo que iré a buscarla.

sábado, 25 de febrero de 2012

Mi identidad, mis pertenencias.

¿Qué es la identidad?
La identidad es el conjunto de rasgos que caracterizan a cada persona y que por tanto, la hacen única.


En primer lugar dedicaré unas líneas a reflexionar cuál es mi identidad y lo que ésta significa para mi.
Me llamo María, tengo dieciséis años, soy española, tengo una hermana y dos sobrinos y vivo con mi madre en un pequeño barrio de Madrid.
Esos probablemente sean los datos más destacables sobre mi identidad, los que todos mencionamos cuando tenemos que describir nuestra identidad en líneas generales, pero realmente esto va más allá. Esta identidad que me hace única e inconfundible ante los demás no solo consiste en que tenga dieciséis años, que sea española y que tenga una hermana y dos sobrinos si no también en detalles simples  como que me encante comer chocolate, que haya cogido como rutina cantar en la ducha, que me den pánico las arañas y que aborrezca las lentejas.
Estas características que me definen y que me hacen inconfundible son simples y corrientes, características que para nada se salen de lo normal.


Es esto lo que me fascina de cada identidad. Lo compleja y exclusiva que puede llegar a ser aún partiendo de rasgos comunes que comparten miles de personas.


Habrá muchas personas que canten en la ducha y que aborrezcan las lentejas pero no todas ellas tendrán fobia a las arañas y vivirán en un pequeño barrio de Madrid. No todas ellas se llamarán María y tendrán dieciséis años. Con esto quiero decir que todos tenemos rasgos en común, pero es la variedad que estos llevan a cabo en nuestra identidad la que nos hace totalmente diferentes.


A continuación me gustaría aclarar que algunos de estos rasgos que nos caracterizan son innatos y que otros muchos los adoptamos con el paso del tiempo mediante nuestra vida en sociedad.
Es por ello que la identidad nunca llega a estar totalmente definida, ya que se puede modificar con el tiempo.


Como bien he dicho, la identidad de una persona se ve continuamente afectada por la sociedad de la época y por tanto, me atrevería a decir que aquello que nos hace tan únicos es finalmente el producto de aquella sociedad en la que nos ha tocado vivir.
Un rasgo determinante en mi identidad es mi sexo. Soy mujer. Aparentemente es solo un tipo de sexo y aún siendo un dato importante en mi identidad, no parece tener mayor relevancia. En cambio, no pasaría lo mismo si retrocediésemos ochenta y tres años. En esa época, la sociedad le habría restringido a mi identidad el valor de libertad por el simple hecho de ser mujer. Sí, solo por ello carecería de uno de los pilares básicos que posee cualquier persona en la sociedad actual por el hecho de ser persona. Este es un claro ejemplo de lo mucho que afecta la sociedad en nuestra forma de pensar, actuar, en nuestros hábitos y costumbres, en nuestros gustos y preferencias, que finalmente, acaban determinando aquello denominado  identidad.


Otro rasgo importante que define mi persona es mi creencia religiosa.
Atea. Me considero atea. Afirmo no creer en la existencia de ningún Dios. ¿Acaso habría dicho lo mismo dos o tres siglos atrás?
Como ves, nuevamente la sociedad cumple un papel determinante sobre nuestros rasgos.


Finalmente, he llegado a la conclusión de que si la identidad es un producto de la sociedad y nosotros somos identidad, no somos más que el mero producto de esta sociedad.

lunes, 20 de febrero de 2012

Docemasuno

Buenos días mi vida. Son las siete y media de la mañana, y aquí me tienes. Debería estar estudiando, sí, lo sé. En breves lo haré, te lo prometo, pero antes me gustaría recordarte una cosilla.

Te amo. Verbo amar, primera persona del singular del presente de indicativo.
Mucho, mucho...





Tú, yo... Nosotros.

Fiu fiu.

"Disfruta de la fuerza y la belleza de tu juventud. No me hagas caso, nunca entenderás la belleza y la fuerza de tu juventud hasta que se hayan marchitado, pero créeme, dentro de veinte años, cuando mirando fotos te veas a ti mismo verás como no puedes ver ahora, cuántas posibilidades tenias ante ti y lo guapo que eras en realidad. No estás tan gordo como te imaginas.No te preocupes por el futuro o preocúpate, pero sabiendo que es tan efectivo como intentar resolver una ecuación de álgebra masticando chicle. Es probable que los problemas más serios que te surjan en la vida sean cosas que ni se te pasaron por la cabeza, de esas que te sorprenden un martes cualquiera a las cuatro de la tarde.Todos los días haz algo que te de miedo. Canta. No juegues con los corazones de los demás, no aguantes que la gente juegue con el tuyo. Cepíllate los dientes. No pierdas el tiempo sintiendo celos. Algunas veces irás ganando y otras, perdiendo

La carrera es larga y al final, solo compites contra ti mismo.

Recuerda los elogios que recibas, olvida los insultos... y si lo consigues, dime cómo.Conserva las viejas cartas de amor. Tira los recibos viejos del banco.No te sientas culpable si no sabes qué quieres hacer en la vida. Las personas más interesantes que conozco no sabían lo que querian hacer con su vida a los veintidós años. Algunas de las personas más interesantes que conozco, tampoco lo saben a los cuarenta.Toma mucho calcio. Trata bien a tus rodillas, las echarás de menos cuando te fallen.Quizá te cases, quizá no. Quizá tengas hijos, quizá no. Quizá te divorcies a los cuarenta. Quizá bailes Rock cuando celebres las bodas de platino.Hagas lo que hagas, no te congratules demasiado ni tampoco te censures. Siempre has optado por una cosa u otra, como el resto del mundo.Disfruta de tu cuerpo. Úsalo de todas las maneras que puedas. No le tengas miedo ni te preocupe qué piensan los demás de él. Es el mejor instrumento que tendrás jamás.Baila. Aunque no tengas dónde hacerlo más que en el salón de tu casa. Lee las instrucciones aunque no las sigas. No leas revistas de belleza, sólo harán que te sientas feo.Conoce a tus padres, nunca sabes cuándo se irán para siempre... Sé bueno con tus hermanos. Son el mejor vínculo con tu pasado y los que probablemente seguirán contigo en el futuro.Entiende que los amigos vienen y se van, pero que hay unos pocos escogidos que debes conservar.Esfuérzate en no desvincularte de ciertos lugares y costumbres porque cuanto más mayor te hagas, más necesitarás a las personas que conociste cuando eras joven.Vive en Nueva York alguna vez, pero vete antes de endurecerte. Vive en el norte de California alguna vez, pero vete antes de ablandarte. Viaja. No te hagas demasiadas cosas en el pelo o cuando tengas cuarenta años parecerá el de alguien de ochenta y cinco. Ten cuidado con los consejos que compras y ten paciencia con quienes te los vendan. Los consejos son una forma de nostalgia. Ofrecerlos es una manera de rescatar el pasado del vertedero, sanearlo, pintar las partes feas y reciclarlo dándoles más valor del que tienen."

domingo, 22 de enero de 2012

En una nube...

Así es como me siento. 


No hace demasiado tiempo escribí  en otro blog una entrada exponiendo qué significado tenía para mi la palabra Siempre y mi opinión sobre todas aquellas personas que en algún momento de mi vida habían mencionado esta palabra, y no solo eso, personas que habían llegado a prometerme un Siempre un tanto incierto. Un Siempre que a menudo dejaba de ser Siempre para convertirse en algo cuyo significado todavía desconozco.
Es por esto por lo que durante un tiempo decidí olvidarme de esta palabra y con ello, de lo que esta significaba o mejor dicho, de lo que dejaba de significar. El caso es que puede parecer totalmente estúpido. Realmente puede que lo sea, pero lo hice y no hay más.


Es entonces cuando aparece otra persona en tu vida, y te regala otro Siempre tan incierto como todos los anteriores. Si siguiese en mis trece, debería pasar de esta palabra, pero como yo suelo ser de esas que dicen:


 "Segundas oportunidades nunca fueron buenas" 

y la vida me ha demostrado que no siempre será asi ya que...


"Todo el mundo merece una segunda oportunidad" 

he decidido darle una segunda oportunidad a este Siempre, que en cierto modo tanto me gusta.
Al fin y al cabo....
"El que nunca dijo siempre es que no supo soñar."

...Yo aún sigo haciéndolo. 

sábado, 21 de enero de 2012

Se que ahora me leerás e intentarás sacarle algún sentido a esto que escribo. Algunas cosas las darás por hecho, otras no las entenderás y te preguntarás por qué. Muchas de ellas podré explicártelas y otras, en cambio, no.
Buscarle un sentido a todo esto podría parecer un poco enrevesado, pero si lo intentas, te darás cuenta de que no va más allá de ti.

Miedo. Explicar un sentimiento nunca ha sido fácil, pero esta vez intentaré hacerlo. Me gustaría explicarte el por qué de esto. He sentido miedo, un miedo un tanto extraño, un miedo que no estaba en su plenitud. Un miedo a que no sintieras lo mismo, a que te fueras, a que no siguieras aquí, miedo por todo lo que siento, miedo a no hacerlo bien. Miedo en el buen sentido de la palabra, un miedo un tanto necesario para darte cuenta de que esa persona te importa, te sigue importando. No quiero que lo veas como algo malo, realmente no creo que lo sea, simplemente quiero que sigas aquí, conmigo, no hay más. Nada más.

Te quiero y quiero estar contigo, sólo es eso.


miércoles, 18 de enero de 2012

A veces siento la necesidad de parar por un momento y sentarme a escribir. 
No sé muy bien el por qué, y tampoco pretendo saberlo, simplemente creo que es una vía fácil para “soltar” todo aquello que a veces escondo por diversos motivos, los cuales carece de importancia citar. El caso es que hoy he sentido esta necesidad, pero al igual que otras veces, se me hace difícil plasmar todo aquello que me pasa por la cabeza. Quizás porque sean demasiados pensamientos, quizás porque la mayoría de ellos son contradictorios, no sé.
El caso es que siendo sincera sólo hay un tema por el que ahora mismo estoy aquí sentada.
Hacía tiempo que no me sentía así, y creo que ya empezaba a echarlo de menos. Me refiero a esa sensación de cosquilleo, de no dormir nada, de no quitarte a esa persona de la cabeza. Me refiero a esos nervios que me invaden cuando me cruzo con el, a esas ganas de abrazarle y no soltarle en horas, en esa necesidad de parar el tiempo, de obviar todo lo demás.
Mentiría si dijese que no siento miedo, pero también lo haría si dijese que este cada vez va a  más. Siento miedo, pero he decidido no asustarme por sentirlo. Es normal. El miedo no hace daño a nadie, incluso me atrevería a decir que es sano. Al fin y al cabo sentirlo no está del todo mal. 

sábado, 14 de enero de 2012

Bla,bla,bla.

Me encantaría saber qué le pasa por la mente cuando estoy a su lado. Es esto, esta incertidumbre la que llena de dudas mi cabeza, la que hace que no deje de pensar en el, y la que me martiriza nuevamente por la posibilidad de no estar haciendo lo correcto. 
Pero, ¿qué es lo correcto? Cuando me hago esta pregunta dos posibilidades se clavan en mi cabeza. O bien dejarlo pasar evitando perder pero sin la posibilidad de ganar, o bien arriesgar exponiéndome a ambas.

Lo correcto quizás sería dejarlo pasar, porque aunque aparentemente
"Si no arriesgas, no ganas” 
quizás para mi ganar signifique  no perder.  O por el contrario quizás lo correcto sería arriesgar garantizándome así cantidad de buenos momentos, pero exponiéndome a poder experimentar algunos malos.

Para llevar a cabo la primera opción quizás ya sea demasiado tarde. 
Es entonces cuando me pregunto por qué sigo recapacitando sobre si todo esto es lo correcto si realmente la primera ya está descartada y en la segunda estoy metida de lleno.
Puede que también sea eso lo que me preocupe. Esa necesidad de verle, de hablar con el y ese miedo, sí, ese miedo que no desaparece. Miedo a pasarlo mal, a no hacerlo bien o a perderle. Al fin y al cabo miedo. Es entonces cuando una pregunta que leí hace poco, vuelve a mi cabeza;


“¿Por qué siempre pensamos en si saldrá mal y por qué casi nunca pensamos en si saldrá bien?”

Quizás sea por que solo nos centramos en evitar lo malo, obviando de este modo todo lo bueno que nos sucede, cuando realmente debería ser al revés.

El caso es que de un modo u otro la decisión está tomada, independientemente de si es lo correcto o no, cosa la cual evitaré pensar, porque creo que a estas alturas quizás ya sea demasiado tarde para planteárselo.
Esperanza. Sí. Esa es la palabra que mejor se adapta a esta situación. 
Tengo la esperanza de que todo esto salga bien, de no cagarla como otras muchas veces he hecho y sí, tengo esperanza de que para él todo esto signifique tanto como para mi.
Es esa importancia que le doy a esto la que tanto me asusta. El pensar que quizás ya me haya atado a él, y no solo eso, el pensar si él también lo ha hecho. Tengo miedo a que cambie de opinión, a que todo cambie del día a la noche, como ya pasó una vez. Temo eso, y sí, se que si ese temor me pertenece es porque él me importa, de un modo u otro, pero lo hace.